Un tendón es una banda de tejido que conecta un músculo con un hueso. El tendón de Aquiles recorre la parte posterior de la pierna inferior y conecta el músculo de la pantorrilla con el hueso del talón. También llamado “cordón del talón”, el tendón de Aquiles facilita la caminata al ayudar a levantar el talón del suelo.
Una rotura del tendón de Aquiles es una ruptura completa o parcial que ocurre cuando el tendón se estira más allá de su capacidad. Saltos forzados, giros o aceleraciones repentinas al correr pueden sobrecargar el tendón y causar una ruptura. Una lesión en el tendón también puede resultar de una caída o un tropiezo.
Las roturas del tendón de Aquiles se ven con mayor frecuencia en los “guerreros de fin de semana”, típicamente personas de mediana edad que participan en deportes en su tiempo libre. En casos menos comunes, enfermedades o medicamentos, como esteroides o ciertos antibióticos, pueden debilitar el tendón y contribuir a las roturas.
Una persona con una rotura del tendón de Aquiles puede experimentar uno o más de los siguientes síntomas:
Estos síntomas requieren atención médica inmediata para evitar más daños. Hasta que el paciente pueda ver a un médico, se debe utilizar el método “R.I.C.E.“, que incluye:
Una persona con una rotura del tendón de Aquiles puede experimentar uno o más de los siguientes síntomas:
Estos síntomas requieren atención médica inmediata para evitar más daños. Hasta que el paciente pueda ver a un médico, se debe utilizar el método “R.I.C.E.“, que incluye:
Para diagnosticar una rotura del tendón de Aquiles, el cirujano de pie y tobillo hará
preguntas sobre cómo y cuándo ocurrió la lesión y si el paciente ha sufrido previamente una lesión en el tendón o ha experimentado síntomas similares. El cirujano examinará el pie y el tobillo, buscando un defecto en el tendón que sugiera una rotura. Se evaluarán el rango de movimiento y la fuerza muscular, comparándolos con el pie y tobillo no lesionados. Si el tendón de Aquiles está roto, el paciente tendrá menos fuerza al empujar hacia abajo (como al pisar el acelerador) y tendrá dificultad para levantarse sobre los dedos de los pies.
El diagnóstico de una rotura del tendón de Aquiles suele ser sencillo y puede realizarse a través de este tipo de examen. Sin embargo, en algunos casos, el cirujano puede solicitar una resonancia magnética (MRI) u otras pruebas de imagen avanzadas.
Para diagnosticar una rotura del tendón de Aquiles, el cirujano de pie y tobillo hará
preguntas sobre cómo y cuándo ocurrió la lesión y si el paciente ha sufrido previamente una lesión en el tendón o ha experimentado síntomas similares. El cirujano examinará el pie y el tobillo, buscando un defecto en el tendón que sugiera una rotura. Se evaluarán el rango de movimiento y la fuerza muscular, comparándolos con el pie y tobillo no lesionados. Si el tendón de Aquiles está roto, el paciente tendrá menos fuerza al empujar hacia abajo (como al pisar el acelerador) y tendrá dificultad para levantarse sobre los dedos de los pies.
El diagnóstico de una rotura del tendón de Aquiles suele ser sencillo y puede realizarse a través de este tipo de examen. Sin embargo, en algunos casos, el cirujano puede solicitar una resonancia magnética (MRI) u otras pruebas de imagen avanzadas.
El tratamiento no quirúrgico, que generalmente se asocia con una mayor tasa de re-rotura, se elige para rupturas menores, pacientes menos activos y aquellos con condiciones médicas que les impiden someterse a una cirugía. El tratamiento no quirúrgico implica el uso de un yeso, bota ortopédica o férula para restringir el movimiento y permitir que el tendón desgarrado se cure.
La cirugía ofrece importantes beneficios potenciales. Además de disminuir la probabilidad de una re-rotura del tendón de Aquiles, la cirugía a menudo aumenta la fuerza de empuje del paciente y mejora la función muscular y el movimiento del tobillo.
Existen varias técnicas quirúrgicas para reparar la ruptura. El cirujano seleccionará el procedimiento más adecuado para el paciente.
Después de la cirugía, el pie y el tobillo se inmovilizan inicialmente con un yeso o una bota ortopédica. El cirujano determinará cuándo el paciente puede comenzar a soportar peso.
Pueden surgir complicaciones como dificultades para la cicatrización de la incisión, re-rotura del tendón o dolor nervioso después de la cirugía.
Ya sea que una rotura del tendón de Aquiles se trate quirúrgicamente o no quirúrgicamente, la fisioterapia es un componente importante del proceso de curación. La fisioterapia incluye ejercicios que fortalecen los músculos y mejoran el rango de movimiento del pie y el tobillo.
El tratamiento no quirúrgico, que generalmente se asocia con una mayor tasa de re-rotura, se elige para rupturas menores, pacientes menos activos y aquellos con condiciones médicas que les impiden someterse a una cirugía. El tratamiento no quirúrgico implica el uso de un yeso, bota ortopédica o férula para restringir el movimiento y permitir que el tendón desgarrado se cure.
La cirugía ofrece importantes beneficios potenciales. Además de disminuir la probabilidad de una re-rotura del tendón de Aquiles, la cirugía a menudo aumenta la fuerza de empuje del paciente y mejora la función muscular y el movimiento del tobillo.
Existen varias técnicas quirúrgicas para reparar la ruptura. El cirujano seleccionará el procedimiento más adecuado para el paciente.
Después de la cirugía, el pie y el tobillo se inmovilizan inicialmente con un yeso o una bota ortopédica. El cirujano determinará cuándo el paciente puede comenzar a soportar peso.
Pueden surgir complicaciones como dificultades para la cicatrización de la incisión, re-rotura del tendón o dolor nervioso después de la cirugía.
Ya sea que una rotura del tendón de Aquiles se trate quirúrgicamente o no quirúrgicamente, la fisioterapia es un componente importante del proceso de curación. La fisioterapia incluye ejercicios que fortalecen los músculos y mejoran el rango de movimiento del pie y el tobillo.